Uno de los derechos más importantes que se ejercitan y deben de ejercitarse en democracia es la libertad de expresión; libertad de expresión que nos ayuda a intentar transmitir nuestros sentimientos, nuestras expectativas, nuestras metas, nuestros temores y nuestras ideas.
Quizás sea una utopía pensar que esa libertad de expresión la podríamos utilizar en la mayoría de las ocasiones de manera constructiva. Lo preocupante para una sociedad es cuando pasa lo contrario, cuando ésta se usa de manera destructiva, sin mirar las consecuencias que para el bien común muchas veces ello conlleva.
Por desgracia, en mi ciudad, en Sanlúcar, observo como esto pasa de manera constante, como si hubiera una norma o costumbre que así lo estableciera, y como si la crítica destructiva fuera un aspecto más de la idiosincrasia del sanluqueño, empañando su riqueza y su amplitud.
Es muy fácil salir en televisión afirmando que tu ciudad es lo peor de España, Andalucía y Cádiz, y quedarte tan pancho; también es muy fácil, si se trata de criticar, echar por tierra la mejora de una calle, dándole la importancia a las incomodidades que, transitoriamente, esto supone para la vida diaria. Es muy fácil afirmar que los proyectos que se van cerrando en la ciudad son méritos de otros, cuando estos otros, para la mejora de la ciudad, solo proponen que conozcamos las caras de sus jefes en otros órganos superiores de su partido, no vaya a ser que ganen diputación o la junta y no lo conozcamos; también es muy fácil, criticar a esta ciudad destructivamente durante muchos años sin tan ni siquiera ser uno capaz de autocriticarse a sí mismo, dañando aún más a un partido ya roto en ideas y en liderazgo...todo esto es muy fácil para destruir lo que con tanto esfuerzo y trabajo se va consiguiendo.
Lo mismo no hemos caído, en que quizás también sea muy fácil pensar que mirar por tu ciudad solo supone para muchos en poner a parir al equipo de gobierno de tu ciudad que, con una crisis global entre manos acompañada de otra crisis local aún peor, intenta asentar las bases de un proyecto sólido que mejore el bienestar y el desarrollo económico y social de la ciudadanía sanluqueña.
Y precisamente un proyecto sólido, con continuidad y con liderazgo, es lo que a Sanlúcar, a nuestra casa, le hace falta, terminar lo empezado. Asumiendo esto, que el objetivo común de todos es la mejora de Sanlúcar, es donde se encuadra la crítica, tan necesaria y tan útil para el avance colectivo, siendo un aspecto fundamental de cualquier sociedad avanzada y democrática.
Critica que se convierte en constructiva cuando viene aparejada por propuestas factibles y realistas, y cuando, desde la empatía, se intenta comprender las decisiones de quien nos dirigen con todos los problemas que nos acucian. Esa es la apuesta que desde Juventudes Socialistas de Sanlúcar queremos defender, una crítica responsable, sabiendo que, si salimos de este bucle de autocomplacencia y de critica barata, otro futuro y otro progreso podemos alcanzar.
Creo que Sanlúcar todavía tiene que abordar esa tarea, bonita tarea, de que las críticas que salgan de sus ciudadanos y representantes se tornen en propuestas, que tengan de fondo el único objetivo de la mejora constante de nuestra ciudad, bajo el amparo de una participación ciudadana activa.
José Enrique Pérez Piñero
Vicesecretario General JSA-Sanlúcar Bda.
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